
¿Te pasó alguna vez que no le prestaste atención a esas señales que "el universo" insistía en enviarte y finalmente sucedió lo que intuías? A mí me pasó. Y quiero contarte algo: no es el universo el que te manda señales mágicas, sos vos y tu conocimiento y experiencias adquiridos los que construyen lo que llamamos "intuición", a veces llamada "corazonada" o "presentimiento".
La palabra intuición (del latín intuitio,1 «mirar hacia dentro» o «contemplar») y es un concepto de la Teoría del conocimiento aplicado también en la epistemología que describe el conocimiento que es directo e inmediato, sin intervención de la deducción o la razón (o razonamiento), siendo considerado como evidente.
Según algunas teorías psicológicas, se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. El individuo puede relacionar ese conocimiento o información con experiencias previas, pero por lo general es incapaz de explicar por qué llega a una determinada conclusión o decisión.
Daniel Goleman, quien acuñó el concepto de Inteligencia Emocional, analiza al pensamiento intuitivo como una de las aptitudes de este tipo de inteligencia y sostiene que: “La intuición y las corazonadas revelan la facultad de percibir los mensajes de nuestro depósito interno de memoria emocional, nuestro propio reservorio de sabiduría y buen juicio. Esta facultad reside en el fondo del conocimiento de uno mismo”.
Albert Einstein sostenía que: “Debemos dejarnos conducir por la intuición, que se basa en una sensación de la experiencia”. Sensación de la experiencia, me gusta esa definición.
En la práctica del Coaching Ontológico, la intuición es un recurso que utilizo en las sesiones y conversaciones y forma parte de la competencia del coach. Como te decía más arriba, es un conocimiento pre-racional que en general no se puede fundamentar y muchas veces ni siquiera explicar con palabras, ya que se manifiesta por fuera del dominio del lenguaje y sólo se expresa con imágenes, sensaciones o sentimientos.
Lo cierto es que aún con distintas interpretaciones, este pensamiento intuitivo, puede estar al servicio de instancias de negociación y de toma de decisiones tanto en tu vida como en tu negocio. Y para esto es necesario que te conozcas. A veces, y de acuerdo a las opciones disponibles para tomar la decisión recurrirás a números, cifras, informes y datos duros. Otras, tendrás que confiar en tu intuición, que no es ni más ni menos que confiar en esa sensación de lo que ya sabés.