El último día de vacaciones suele tener un sabor amargo. Tanto, que algunos hablan de depresión post-vacacional, ese estado que nos invade cada vez que tenemos que empezar a armar las valijas para volver de nuestras vacaciones al trabajo y a la rutina.
El regreso es inevitable, sin embargo, lo que sí puede evitarse es esa sensación de angustia o tristeza que aparece antes de volver o cuando reanudamos nuestras actividades. Te doy algunos consejos prácticos con los que vas a poder transformar ese sabor amargo en ganas genuinas de empezar el año.
- Comenzá por identificar qué sentís y qué es lo que te genera esa emoción. Algunas preguntas que pueden ayudarte: ¿cómo me siento cuando pienso en volver? ¿Qué me digo cuando me siento así? ¿Cómo y dónde lo siento en el cuerpo? ¿Cómo respiro cuando tengo esa sensación? Aprender a identificar las emociones y a ponerles un nombre nos permite gestionarlas. También aprender a verbalizar o a poner en palabras lo que nos pasa. Las emociones son efímeras, surgen ante un estímulo determinado, y desaparecen cuando desaparece el estímulo que las provocó. El problema es cuando esa emoción persiste y se convierte en un estado de ánimo. De ahí la importancia de poder transformar nuestras emociones hacia esas que nos sean funcionales. Tenemos el poder de hacerlo, sólo hace falta conocernos más.
- Estando en la playa la semana pasada, una amiga me contaba cómo anhelaba volver a su casa. Y es que seguramente haya algo que extrañaste mucho durante las semanas fuera de tu casa. Tu cama, tu mascota, tus amigos, familiares, etc. Visualizalo. La propuesta es focalizar en lo positivo que espera en tu casa luego de un período vacacional. Cuando pensamos en las cosas que nos gustan, inexorablemente nuestra corporalidad cambia (seguramente se te dibuje una sonrisa en la cara) y junto con ella, nuestras emociones. Ese sabor amargo del que hablamos al principio probablemente sea un poco más dulce cuando lo ayudemos con pensamientos positivos.
- ¿Sabías que un estímulo como una melodía o una canción que te gusta libera endorfinas y esto te hace sentir mejor? Mientras preparás las cosas para la vuelta, subí el volumen de alguna canción que te genere alegría y bienestar, o algún recuerdo feliz. Cuando llegues a tu casa, hacé lo mismo y vas a ver cómo tu humor cambia y empezás a observar y a sentir la situación de otra forma.
- Resignificá la palabra rutina. Pareciera que fuera una mala palabra, ¿no? Para cada uno, puede significar distintas cosas porque somos sujetos distintos. En lo personal, la rutina me ordena, me organiza, me permite destinar mi tiempo libre al ocio o a alguna actividad que disfruto mucho como la lectura. ¿Qué cosas te facilita tu "rutina"? ¿En qué situaciones te es funcional o preferís la “rutina”?

- De a poco, planificar el año puede ser un buen recurso para salir del modo vacaciones y entrar en modo desafíos. Hacé la lista de aquellas cosas que querés lograr en este 2019, tanto laboral o personalmente. Puede ser un viaje, un ascenso, la re-decoración de tu casa, etc. Hacer planes y proyectar también es una forma de dejar de lado el pasado para concentrarte en lo que viene.