
Pedir desde un aumento de sueldo hasta un día franco en el trabajo puede resultar un largo infortunio para muchas personas, hasta el punto de no poder hacerlo nunca.
Esta dificultad puede surgir del miedo, una emoción que atraviesa muchas situaciones de la vida cotidiana y que en este caso, puede traer asociadas narrativas como “¿Qué me dirán?” “¿Qué pensarán de mí?” “Para qué pedir si me van a decir que no”, o “no lo valgo”, entre muchas otras.
Realizar pedidos efectivamente puede ser un arte, pero son necesarios para llegar a acuerdos, para lograr objetivos, para ponerse en acción, en definitiva para autoliderarse y desarrollarse personal y profesionalmente.
Estos son algunos consejos que pueden ayudar a hacer este proceso menos engorroso.
Antes de la reunión:
Preparar la conversación. Existe la gran oportunidad de diseñar nuestras conversaciones. ¿Cómo? En primer lugar, sabiendo con quién hablar, considerando los procesos internos para hacer este pedido (en cada organización esto varía). Luego, pedir y coordinar esa reunión. Y por último, diseñar la ruta de la conversación: dónde va a ocurrir, cuándo, cómo abrir el discurso, el diálogo, las posibles respuestas, etc. Esto evita algunas sorpresas y permite prever algunas reacciones. En este diseño, es importante hacerse algunas preguntas como: ¿Qué resultados quiero obtener con esta conversación? Y es necesario para tener éxito ser oportuno con el contexto y las personas que estarán involucradas en la conversación.
Prepararse emocionalmente. ¿Qué significa? Estar en eje para sostener esa conversación lo más libre de angustias, miedos o cualquier emoción que pueda surgir en ese momento y entorpecer el diálogo.
Preparar la información. Es importante tener en claro cuál va a ser el pedido concreto (monto) y los argumentos del pedido. En este punto es importante no victimizarse, y no compararse con otras personas, sino enfocarse en los logros y desempeño propios.
Durante la reunión:
Ser asertivo y claro con lo que se está diciendo. Desde el lenguaje podemos intervenir para cambiar el efecto de lo que decimos. Ejemplo: “Te pido” en lugar de “me gustaría”, o “necesitaría”.
Escuchar, no sólo para detectar señales verbales y no verbales que ayudan a dialogar constructivamente, sino para calmar ansiedades y pensamientos que puedan aturdir en ese momento. A veces por no escuchar y estar atravesados por emociones poco funcionales, interpretamos cosas que la otra persona no quiso decir, e incluso que no dijo.
Coordinar próximas acciones. Para esto es necesario hacer algunas preguntas antes de irse y despejar todas las dudas en ese momento. Por ejemplo, si la negociación va a seguir, preguntar cuándo y cómo. Por último, agradecer.
Después de la reunión:
Autoevaluarse. Es necesario reflexionar sobre lo hecho y lo dicho, para detectar aciertos y errores que puedan ajustarse en futuras conversaciones.
Prepararse es la clave para convertir una conversación difícil en una constructiva, que abra puertas para el desarrollo personal y profesional.
Columna publicada en Ámbito Financiero: https://www.ambito.com/negocios/aumento-sueldo/lo-que-necesitas-saber-pedir-un-n5194493