
Contenido elaborado por aqnitio
La falta de patrones históricos sobre un evento similar hace que no tengamos marcos de referencia. Y en este escenario tan complejo la pregunta clave es ¿cuál es el desafío de los líderes corporativos?, ¿qué pueden y deben aportar a sus empresas?
Ante situaciones de crisis como estas en las cuales aflora lo mejor y lo peor del ser humano, es necesario más que nunca ejercer correctamente el liderazgo, para estar cerca de los empleados y colaboradores, para transmitirles confianza y esperanza. “Es justamente un atributo del líder mantener la calma donde otros la pierden y contribuir a sembrar un pensamiento positivo. Después de todo, la resiliencia, la capacidad de sobreponerse a las dificultades y los contratiempos es lo que caracteriza verdaderamente a un empresario, y también es lo que hace la diferencia en un grupo, una comunidad o una nación”, detalla Alejandro Zappe, director de aqnitio.
¿Por dónde empezar?
Reordenar la empresa, alinear a los equipos, chequear la salud de la cadena de valor, poner foco a la salud financiera, todo esto manteniendo el foco en los clientes, son algunas de las tareas centrales.
Tradicionalmente los directorios de las empresas toman papeles más operativos en estos contextos complejos, trabajando con los gerentes generales en diagramar sus acciones. También aparecen los comités de crisis, que se reúnen en forma casi permanente, y los lineamientos que bajan verticalmente a las bases, buscando la menor cantidad de interferencias en el canal de comunicación. En este nuevo esquema de trabajo, los líderes deben generar el marco y desarrollar herramientas de información para que todo pueda ser medido en tiempo real. Si hay que equivocarse, hay que hacerlo rápido y barato.
“La realidad indica que muchas empresas están o estarán en situación crítica. No se trata de prometer lo imposible, pero sí podemos brindar nuestra cercanía, nuestra atención e interés por nuestra gente y asegurarles que estamos al frente de la situación, que nos estamos haciendo cargo”,reflexiona Alejandro Figini, director de aqnitio y agrega que “tarde o temprano volveremos a nuestras oficinas e intentaremos recobrar rápidamente el tiempo perdido. Algo que tenemos que tener en claro, es que si pretendemos que los resultados se recuperen velozmente tenemos que hacer algo ahora”.
Prácticas que suman valor y preparan para recuperarse más rápido:
· Es vital asegurar mecanismos de comunicación a través de los cuales fluya información cierta y los mensajes que queremos transmitir. Caso contrario, el vacío se llena con rumores y desinformación. Todo gesto positivo hecho en este momento repercutirá en el día después y tendrá efectos en el largo plazo. Estamos en una coyuntura de esas que no se olvidan.
· Es también fundamental revisar el modelo de negocios e identificar cuáles son los puntos de apalancamiento para reinventarse o por lo menos para adaptarse a una nueva realidad. En esta tarea se puede involucrar a los colaboradores para mantenerlos activos, reorganizando y reestructurando tareas en la medida de lo posible.
· La comunicación efectiva por medios virtuales requiere nuevas competencias: precisión en el lenguaje, agudización de la escucha, manejo efectivo de los ciclos de atención de los participantes. La capacidad de comunicación del líder debe adecuarse a los nuevos canales.
· Una alternativa que muchas empresas están incorporando es la conformación de grupos multidisciplinarios que tengan la suficiente capilaridad para recoger información de expertos en tiempo real, que genere sus propios objetivos y liderazgo, y lo más importante, que estén cerca del cliente. En definitiva, diseñados para actuar.
Además de todo esto, hay que atender y no descuidar varios frentes:
· Los equipos: escuchar más que hablar para poder mitigar el impacto de la crisis. Hay que estar en la cabeza y los corazones de los equipos para aquietar sus miedos e insuflar algo de esperanza y contención.
· Los clientes: escucharlos y estar un paso delante de sus necesidades. Todas las restricciones obligan a hacer foco en soluciones creativas, y a conectar información de distintas fuentes para dar con productos, servicios o procesos innovadores.
· La comunidad: una empresa que se aísle de sus comunidades por su propio beneficio será duramente castigada por todos los grupos de interés. Tarde o temprano.
· Los accionistas: Si los esfuerzos con los equipos, clientes y actores sociales son atinados, el resultado económico para los accionistas, tarde o temprano se podrá ver.
“La pandemia llevará a cambiar prioridades, como le sucede a una persona que pasa por una situación límite o una enfermedad terminal, y vuelve a poner lo importante en primer plano por sobre lo urgente. Probablemente se modifiquen los hábitos en muchos campos. Tendremos que prepararnos para un mundo con menos crecimiento, pero quizás más sensato, con un consumo menos voraz que contribuya a revertir el cambio climático y la destrucción sistemática del ecosistema”, destacó Zappe. “Pero hay algo que es seguro, la innovación se nutre de las restricciones y los vínculos se ponen a prueba con las crisis. ¡Estamos a tiempo de construir las bases para una recuperación vigorosa!”, concluyó Zappe.